domingo, 23 de diciembre de 2012

LA ROSA AZUL (NOVELA JUVENIL POR ENTREGAS)



CAPÍTULO SÉPTIMO

LA FIESTA DEL ELEGIDO

Phil se quedó un  momento más inclinado sobre el tótem. Después, se incorporó y observó a la trupe, todavía envuelto en los vapores de su extraña hipnosis; luego, abrió los ojos, y se palpó todos los rincones de su diminuto cuerpo. Por unos instantes, no supo dónde estaba ni quién era.
-Hermanos, démonos prisa en regresar al poblado. Hemos de celebrar la fiesta. ¿Recordáis?- preguntó.
- ¿Qué fiesta?-preguntó Ómicron.
- No sé de qué me hablas- respondió Beta.
- Jamás oí hablar de fiesta alguna- dijo Ípsilon.
- ¡Alcornoques! ¿Qué fiesta va a ser? ¡La Fiesta en honor del Elegido!
Y, dirigiéndose hacia Esidor, inclinó la rodilla en tierra y le dijo:
- Disculpad a los mentecatos que el Espíritu del Aire me dio por hermanos, excelencia. Venid con nosotros al poblado de los gnomos del Bosque Olvidado. Hemos de celebrar una fiesta en vuestro honor.
Los cuatro gnomos comenzaron a danzar una extraña jerigonza. Sus saltos y evoluciones levantaban la hojarasca y el viento la juntaba en pequeños remolinos. Al fondo, el sendero amarillo se abría, invitando al grupo a iniciar la marcha. Esidor llevaba a los gnomitos en sus hombros, dos en cada lado; ello no les impedía seguir bailando y saltando agarrados a las orejas del marinero. La caminata no duró mucho, porque las largas piernas de nuestro héroe avanzaban en grandes zancadas, deseoso como estaba de librarse de los tirones y golpecitos que le propinaban sus compañeros de aventuras.

Al final del camino se distinguía, en lontananza, una hilera de luminarias. El tamaño del pueblo no era mayor que el de una caja de herramientas, así que los gnomos tuvieron que emplear toda su magia para encoger a Esidor y dotarlo de unas dimensiones razonables. Esto hecho, Phil tomó la palabra e hizo las presentaciones pertinentes. Todos los gnomos del poblado brindaron, bailaron y contaron chanzas. Después, Phileas, el gnomo jefe y padre, a su vez, de todos los otros gnomos, desenvainó una espada corta que le colgaba del cinto y nombró caballero del reino a Esidor.
- Hasta siempre, hijo mío- le dijo a Phil, dándole un beso en la frente.


CAPÍTULO OCTAVO

ADIÓS

Phil miró atrás y vio cómo su padre y sus hermanos agitaban sus pequeños pañuelos en señal de despedida. No quería que le vieran llorar, pues era un joven valiente, y siempre había dado grandes muestras de arrojo; ahora que era llegado el gran momento, no podía defraudar a la fraternidad de gnomos, sus hermanos, ni decepcionar a Phileas, su padre. Sabía que la vida de una princesa estaba en juego. No era momento para debilidades.
Sólo llevaba un zurrón con un poco de queso y un racimo de uvas pardas. Quiso compartir su contenido con Esidor, pero éste dijo que había comido suficiente  para tres días durante la fiesta. “¿De dónde crees que sacamos los gnomos nuestra fuerza?”, le dijo a Esidor.
Era ya noche cerrada y merodeaban perdidos, buscando alguna señal del Olmo Milenario. Pero ni el olmo ni la puerta se veían por parte alguna; parecía que el bosque los hubiera engullido a ambos.
- Es imposible- dijo Esidor, un poco para sí mismo. –La Puerta Crisoelefantina se ha cerrado para siempre, y Miranda morirá sin remedio.
- No temas- respondió Phil.
Y, apoyando una de sus manecillas en una raíz aérea, clamó:
-¡Olmo Milenario, que contienes la Puerta hacia el reino de los humanos, te convoco! ¡Si para siempre te cerraste, yo por mi vida he de abrirte!
Esidor comprendió, demasiado tarde. Ahogó un sollozo mientras miraba, impotente, cómo Phil empujaba la tierra rojiza con sus manos, y al instante su piel, sus venas, su sangre, se fundían con las raíces del olmo hundidas en el suelo. Pronto el viejo árbol volvió a brotar, y con él la puerta. El gnomo Phil se había transformado en savia, en corteza, en ramas, en hojas, en frutos.
Esidor musitó, a través de las lágrimas:
- Nunca te olvidaré, amigo.
Y, enjugándose los ojos, se dispuso a cruzar la puerta en dirección al reino de los humanos. Ya sólo podía pensar en ella, y este pensamiento le confortaba en su tristeza.


1 comentario:

  1. Me he leído los seis capítulos que me quedaban del tirón. Buenísimo. ¿Esto por qué no es un bestseller? ¿Aún quedan más capítulos? Espero que sí porque estoy enganchada.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Buscar este blog