domingo, 8 de abril de 2012

NIGHTMARES

Un poema noctámbulo de Paqui Castillo Martín



La ciudad maldita,

este buen lugar donde las moscas vigilan sin tregua

el que yo gusto llamar mi morada

donde crecen sueños y palpitan

acuáticas nereidas.

En la blanca noche,

rugientes caballos como quimeras

cabalgan por la llanura

preñada de urbanas madreperlas.

(Pueblo, río, fuente,

profundidad, abismo, marea).

Como dentelladas son las pesadillas,

como cirios blancos,

como espuma de cerveza.

Y en la calle el infernal ruido

de mandrágora despierta

alacranes de verdes ojos

cromos infantiles,

chistes de tenderas,

juegos de cartas a media tarde

en el bar de la tristeza.

Un gitanillo sueña y canta

en el romance de su tierra.

(Pueblo, río, fuente,

profundidad, abismo, marea).

Llevo un torbellino de nostalgias

encerrado en la maleta;

verde mano, roja espiga,

pasillos vacíos de iglesia…

y mi buen maestro de escuela.



Calles gélidas de sueños rotos,

el alma prendida en una ballesta.

El gran teatro del mundo

hipócrita mascarada

y comparsa de feria.



Yo quiero volver a mi pueblo,

donde habita la pureza.

Lo quiero llevar en mi alma apátrida,

en mi corazón y en mi lengua.

domingo, 1 de abril de 2012

LA ESFINGE

Un poema de Paqui Castillo Martín

Enterré la aurora con mis manos,

y de su pálido cadáver brotó la sangre,

borbotones de rosas incendiarias

que aullaban en la noche.

Y de su espectro, trasiego inacabado

de amargas horas,

ácimas como piedras de lava,

precipitóse en el abismo un rumor

primero sordo, mas nostálgico,

quizás sórdido, ingrato,

aquel deseo escondido

en cárceles de amor amanerado

que jamás se derramaron

en el undoso mar del implacable clímax.

Asesina de la turba,

manchada de rojas gotas frescas

bebidas con deleite,

perseguía ciega como Edipo

mi periplo hacia Tebas,

olvidada del mundo,

quizás disfrazada de alguien,

máscara y quimera, ramera entonces,

vileza de masacre,

corazón acusador nunca latido,

hálito de tísica,

deleznable átomo

de corruptible materia,

esperanza atravesada por la faca

de algún galán inoportuno

abriendo a dentelladas

las alcobas vacías,

discreta tregua,

marca de agua

en la cama del amante,

apenas una décima de segundo

acariciando sus dedos dormidos

mi cuerpo insensible y trágico de esfinge.
Fuente ilustración:  http://www.ecured.cu/index.php/Esfinge

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