domingo, 18 de mayo de 2014

El beso del viento



He recibido un beso del viento,
una caricia del cosmos.
mi rostro llevaba
lágrimas atroces,
era yo víctima
en una cruel guerra de palabras.
Pero vino el viento y me besó la frente.
He sentido su beso y me ha reconfortado.
Había un torbellino miserable
que me llevaba
con el león a su caverna,
con el lobo a su guarida,
con la serpiente a su nido.
Y vino el viento y me salvó del abismo,
con su beso.
He recibido un beso del viento,
ha dejado su tibia marca
en la piel de mi frente,
he sentido su beso y me ha reconfortado.
Como el agua me ha limpiado,
como el lino me ha guarecido,
como el trigo me ha alimentado,
y ya nunca más estaré sucia, ni tendré hambre, ni frío.
Y ese miedo que, atronador,
zumba en mis oídos,
se aleja con la lluvia,
montado en los pájaros de tormenta.
He recibido un beso del viento.
Jamás supe de amores tan divinos,
porque él me protege y me guía
si yerran los caminos, ay, son señales
de su mano amante, siempre abierta,
tendidos hacia mí sus brazos.
Mirto y lumbre, el viento sabe
que le espero en tierra,
arrodillada,
presta para la magia de su hechizo,
mi corazón levantado,
soñador de trampolines invisibles.
Si el viento me besa,
si el cosmos me acaricia,
¿quién soy yo para no dejarme llevar en sus brazos
hacia mí tendidos, funambulista del aire?
Hágase en mí, viento, cosmos, tu voluntad.
Amén.

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