Fuente imagen: lostinmycircles.blogspot.com |
En los posos de mi sangre, tus besos,
tus caricias de lava y púlsar en mi vientre inabarcable,
mitad flor, mitad humanidad abrazando
perpetuo amor sobre el barranco tenebroso.
Así late, urgente, perentorio, un
peregrino clamando descender para elevarse
por el camino antes solitario, poblado de sombras
en que encalló para encontrarse de nuevo.
Y el árbol callado, los recoletos oteros
las estrellas como pálpitos del cosmos
testigos de la vida renovada en ojos
que se atreven a contemplarse,
insumisos, marejada de pupilas
reflectando la luz inexistente
del páramo helado,
tan bello entonces, de repente.
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